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¿ Innovamos ? Por supuesto

La innovación ha sido erigida ‘piedra angular’ de la economía y ‘panacea’ de las empresas.

El origen de estos hechos está en el entorno cambiante en el que nos hayamos inmersos donde la financiación escasea y los gobiernos han tenido que priorizar sus reducidos presupuestos.

Las Estrategias de Especialización Inteligentes (conocidas como RIS3) han sido de gran ayuda en esta ardua labor de elección de prioridades estratégicas para restablecer la capacidad de crecimiento. ¿Cómo? Re-dirigiendo los escasos recursos allí donde los resultados pueden ser más rápidos, más amplios y más consistentes: invirtiendo en innovación.

Sin embargo, según la Encuesta sobre Innovación Tecnológica del Instituto Nacional de Estadísticas – INE existen factores de elevada importancia para las empresas que dificultan la realización de actividades de innovación y/o influyen en la decisión de no innovar. Entre estos factores se encuentra, ocupando el 2º lugar, la opinión generalizada de las empresas de que ‘no necesitan innovar’ por dos motivos:

1er lugar: opinan que no hay demanda de innovaciones.

2º lugar: consideran que no necesitan innovar debido a innovaciones anteriores.

Si a ese 29,75% de empresarios que opinan que no necesitan innovar (datos INE 2013) les propusiésemos ¿ Innovamos ?, la respuesta sin duda sería ‘No’ pero al menos, dada la situación del sector empresarial en España, deberían plantearse la pregunta ¿Necesitamos innovar?.

Como bien sabemos, toda empresa es una organización cuyo fin es lograr un beneficio a través de la satisfacción de necesidades del mercado.

En un entorno global, cambiante, y altamente competitivo como el actual, la empresa necesita definir una estrategia competitiva que le permita posicionarse en su sector y obtener un rendimiento superior a la inversión que realiza. Si logra obtener una rentabilidad superior a la de sus competidores habrá logrado una ventaja competitiva sostenida que, aún pudiendo provenir de numerosas variables tanto internas como externas, será fruto de una previa decisión estratégica sobre cómo competir que le conducirá hacia una ventaja competitiva de liderazgo en costes o de diferenciación de producto.

Llegados este punto deberíamos preguntarnos ¿podemos lograr una ventaja competitiva a través de la innovación?. Si demostramos que la respuesta a esta pregunta es afirmativa, la respuesta a ‘¿ Innovamos ?’ debería de ser ‘Por supuesto’, pues sería un sin sentido responder ‘No, gracias (no necesito innovar)’.

Vamos pues a demostrar que la innovación es un medio (no un fin) a través del cual obtener ventajas competitivas sostenibles en el tiempo que permite no sólo sobrevivir sino incluso crecer, en el entorno altamente competitivo y en continuo cambio como en el que se desenvuelven hoy día las empresas.

Como hemos visto para poder hablar de ventaja competitiva debemos obtener una rentabilidad superior a la de nuestros competidores por tanto, para demostrar que la innovación permite obtener ventaja competitiva debemos demostrar que la innovación incide positivamente en la rentabilidad de la empresa, o lo que es lo mismo, que tiene un impacto económico positivo sobre los resultados empresariales. Si no fuera así, no tendría sentido invertir en innovación, y no sólo tendrían razón ese 29,75% de los empresarios que piensan que no necesitan innovar sino que sería paradójico que la Unión Europea (UE) [1] y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) [2] hayan convertido la innovación en un tema prioritario a escala mundial llegando incluso a ser considerada la piedra angular para la generación de crecimiento y empleo en base a los productos, servicios y mejora de procesos que la innovación permite.

En mi libro El impacto económico de la innovación: 10 razones por las que innovar, basado en la investigación de mi tesis doctoral, abordo esta cuestión. Los resultados obtenidos y las conclusiones alcanzadas han permitido corroborar empíricamente algo que ya se intuía, pero sobre lo que no había una clara evidencia científica a pesar de la información estadística disponible y la amplia literatura existente sobre el impacto de la innovación en los resultados empresariales: que la innovación tiene repercusiones positivas en el crecimiento y la productividad de la empresa y, que son acertadas las políticas de incentivos a la inversión en actividades innovadoras (I+D+I), eso sí siempre y cuando vayan asociadas a procesos de internacionalización de las empresas y de cooperación con terceros.

Por tanto, podemos concluir diciendo que si llegado el punto alguien en nuestra organización o de otra organización nos preguntase ‘¿ Innovamos ?’ nuestra respuesta inteligente debería ser ‘Por supuesto’ porque la innovación es el medio a través del cual podemos obtener ventajas competitivas.

 

BIBLIOGRAFÍA

COMISIÓN EUROPEA (2013). Reglamento (UE) nº 1290/2013 de la Comisión de 11 de diciembre de 2013 por el que se establecen las normas de participación y difusión aplicables a Horizonte 2020, Programa Marco de Investigación e Innovación (2014-2020) y por el que se deroga el Reglamento (CE) nº 1906/2006. Diario Oficial de la Unión Europea L 347/81, de 20 de diciembre de 2013, pp. 81-103

GUERRAS, L.A., NAVAS, J.E. (2009). Dirección Estratégica. Conceptos, Técnicas y Aplicaciones. Thomson-Civitas, Madrid.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS (2013). Encuesta sobre innovación en las empresas 2013. Innovación tecnológica en el periodo 2011-2013: Factores que dificultan la innovación o que influyen en la decisión de no innovar por ramas de actividad, tipo de indicador y tamaño de la empresa. Disponible en: http://www.ine.es

PORTER, M. (1987). Ventaja Competitiva. C.E.C.S.A., México.

ROMERO GARCÍA DE PAREDES, MARÍA JOSÉ. El impacto económico de la innovación: 10 razones por las que innovar. [online] Clarke, Modet y Cía., S.L., Madrid, 2014 (revisado 2017). ISBN: 978-84-695-9402-5. Disponible en: https://www.innova2r.es/publicaciones/10-razones-por-las-que-innovar

 

[1] La Unión Europea ha afirmado textualmente que “nuestro futuro depende de la innovación” (COM(2006) 502 final), ha analizado el progreso alcanzado en los últimos años, corroborando que “ha identificado correctamente a la innovación como un estímulo clave para un futuro próspero” (COM(2009) 442 final), ha apostado para salir de la crisis económica y financiera en la que nos encontramos inmersos por hacer “de la innovación un elemento central de la Estrategia Europa 2020” (COM (2010) 546 final) y, ha aprobado un Programa Marco de Investigación e Innovación para el periodo 2014-2020 denominado Horizonte 2020 (H2020) para apoyar la implementación de la Estrategia “Europa 2020” y la iniciativa emblemática “Unión por la Innovación” (COM(2011) 808 final y Reglamento (UE) nº 1290/2013).

[2] La OCDE, como organización conformada por los países más industrializados de economía de mercado, ha señalado que la crisis ha puesto de manifiesto “lo necesaria que es la innovación como una forma de proporcionar nuevas soluciones” así como que la “innovación es un medio para resolver problemas mundiales y sociales” (The OECD Innovation Strategy: Getting a Head Start on Tomorrow. Summary in Spanish)

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